“Mi trabajo no es ayudarte a que soportes el trabajo tal como es, sino a que contribuyas a hacerlo como tu crees que deberia ser.”
July 14, 2014
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“Mi trabajo no es ayudarte a que soportes el trabajo tal como es, sino a que contribuyas a hacerlo como tu crees que deberia ser.”
Ok: por un mes fuiste espectador, y lo bueno que estuvo. Allí fuiste técnico, hincha, jugador y experto. Ya eso terminó, seas del país que seas.
Te desafío a que juegues tu propio ‘mundial’; piensa y dime: qué siete proyectos, qué siete clientes, qué siete programas, qué siete conversaciones, qué siete desafíos estarás jugando desde HOY y hasta Diciembre 2014, y que te permitirían hacerte sentir orgulloso, tanto a ti como a tu área (recuerda que debes pensar como equipo). Oriéntate y prioriza mirando a tus objetivos: cierra ese negocio difícil. Lanza ese nuevo producto. Graba ese video. Negocia con quien aún temes. Pide ese aumento. Acepta esa oferta. Renuncia a ese pedido. Di que no. Di que sí. Rediseña ese prototipo. Anímate con una prueba piloto. Facilita ese curso. Escribe ese libro. Arma un equipo. Y luego dime… dime qué se siente.
Porque eso que hubieras hecho, eso que decías que ‘el técnico debería haber hecho’, eso que nunca hubieras dejado que pase, esa formación que hubieras organizado queda en palabras si sigues como espectador. Ahora toma el control, porque tomar el control no te asegura que llegues a la meta, pero sí, que puedas tener opciones.
Quedan 5 meses hasta el 15 de Diciembre. Decide hoy qué querrás sentir cuando en esa fecha, mires para atrás.
Comparte tu desafío aquí mismo si lo deseas; los chequearemos a fin de año…
Saludos!,
Alejandro
Estuve tratando de encontrar la ‘cinta de capitán’ en el brazo de Javier Mascherano (JM) y no la encontré. Por supuesto, la tenía Messi. Y bien puesta que la tiene. O sea, nunca tan claro: el liderazgo de Mascherano no tiene que ver con una posición, sino con una decisión y un estado mental. Durante el partido fue también un ejemplo, no solo de actitud sino también de energía disponible, claridad de objetivo, esfuerzo máximo y pensamiento colectivo.
Llevémoslo al trabajo: cuántas veces no actuamos (no nos arriesgamos, no nos jugamos) porque nos decimos en forma cómplice con nosotros mismos ‘en mi brazo no está la cinta’ -, sabiendo que ese dato de la realidad nos protege ante cualquier reproche. De hecho ese dato tiene la capacidad innata de convertirnos en espectadores sin culpa de lo que sucede a nuestro alrededor. Y si las cosas no salen tan bien como era esperado, la frase “igual no era mi responsabilidad” nos sigue protegiendo con firmeza contra cualquier tsunami emocional. De lo que no te protege, es de la sensación interna de que ‘podría haber hecho algo’. La sensación no se cubre fácilmente.
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Y viendo la foto, algo más: cuántas veces olvidamos la importancia de nuestra voz, lo importante de alentar a los otros miembros del grupo, dejando a un lado el típico “ellos saben lo que tienen que hacer” o “para eso les pagan“. Si recuerdan, Javier ni siquiera estaba en la lista de pateadores de penales y menos tenía que atajar. Es decir, podría haber estado haciendo cualquier otra cosa. Pero no. Estaba alentando a quien más lo necesitaba. Qué bien que se siente la voz de alguien, en el momento justo, dándonos ese plus de confianza para hacernos (cuasi) invencibles – y transmitir esa imagen.
Llevémoslo al trabajo: reunión por proyecto, reunión regional o reunión en donde hay que presentar avances o resultados, de esas en donde la tensión es alta y la emocionalidad se palpa. Le toca hablar a alguien de nuestro equipo. Si has estado en suficientes reuniones, sabrás que eso de decirle “hoy te convertís en héroe” no es normal. Es más, cuando uno habla, el resto se pone a preparar SU parte, para que la PROPIA contribución sea máxima (en el mejor de los casos), pero mostrando desinterés expreso en la mayoría de los casos.
Equivocado. Wrong. Mal.
¿Pensamos distinto?
Te propongo que consideres el enfoque JM en los próximos días, frente a los proyectos en los que estés involucrado/a, en tu organización. Se me ocurren dos preguntas dos iniciativas:
Preguntas
Espero que lo hagas (espero que lo hagamos) pronto, muy pronto, de manera de mejorar nuestra presencia, valor y resultados, para todos.
Vamos por la final.
Alejandro
Aunque no eres la única persona responsable de medir la contribución de una actividad de capacitación (de hecho, el asistente presencial al curso y su jefe directo también lo son), TU trabajo (y el alcance de tu puesto) te permite ser dueño o dueña de una gran oportunidad: la de demostrar cómo (y en qué medida) tu trabajo aporta sentido a la implementación práctica de la estrategia.
De hecho, la manera más corta de seguir obteniendo (o de que te sigan aprobando) un presupuesto de capacitación – a la altura de tu ambición positiva de cambio -, es demostrando que ciertas iniciativas (de entrenamiento, este caso) tuvieron éxito (digo, fueron efectivas).
Es decir, sentirse exitoso/a en el puesto puede ser una sensación, disfrútalo. Pero el trabajo que te pido que hagas no tiene nada de sensación, sino que es, más bien, deliberado, intencional, concreto.
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Distintos interesados tienen diversas expectativas
Tú como yo sabes eso, y también sabes que no siempre coinciden. Pero tu trabajo no es satisfacer a todos, sino lograr que las herramientas y los conceptos recibidos se traduzcan en resultados, lo antes posible y de la mejor forma posible. En tu puesto, no puedes confundir ‘agradar’ con ser (una persona) efectiva en lo suyo. Te pagan para lo segundo. Y para ser efectiva, más efectiva día a día, tienes que asegurarte (lo más posible) de que el adulto que asiste a la capacitación transita por cuatro conexiones claves.
Las cuatro conexiones
Cada nivel de Conexión que observes, analices o releves, generará un valor que irá trascendiendo la inversión realizada en capacitación. Tu jefe, agradecido. Hablo de que hay una relación directamente proporcional entre el grado de conexión que la gente hace y los resultados obtenidos. Sucede que hay “muchas otras cosas importantes” como para que la gente esté pensando en qué podría aplicar lo aprendido; lo urgente nuevamente se deglute a lo importante. Por eso tu foco debe estar claro, ayudando a otros a que también lo tengan. Así, cuantas más conexiones logres, mayor será el interés que (tu iniciativa en capacitación) estará devengando. Es básicamente un tema financiero.
Piensa entonces que debes observar e intervenir en la…
Se trata de asistir en el momento a la persona para que comprenda cómo lo que escuchó o está escuchando se vincula con su historia, su experiencia, sus emociones, sus relatos y su trabajo. Es cierto que eso también es parte del trabajo de un buen facilitador, pero tú posiblemente conoces a la persona hace años y sabes algo más, que posiblemente el instructor desconozca. Por esto, trata de que la persona analice el impacto de lo escuchado, lo filtre personalmente y tome conciencia de los hábitos o paradigmas personales que podrían atentar o potenciar una idea. Por ejemplo, deberías observar a un Gerente de Ventas en un workshop de ventas para ver en qué medida cree realmente que ‘el cliente, en esta empresa, es lo más importante’, basado en su experiencia. Si ese asistente no puede elaborar su propia idea y compartirla de una manera útil, ese área (Ventas) comienza a ‘tragarse’ comentarios que luego ‘salen’ de la peor manera, en el peor lugar y en el peor momento. Evita, todo lo que puedas, esa situación. ¿Debes estar presente en las capacitaciones, entonces? Yo digo que sí. En las más importantes, al menos. Porque también tienes otro trabajo que hacer, a otro nivel de conexión…
Se trata de asistir en el momento a la persona para que transfiera mentalmente ideas a procesos actuales, conocidos por él/ella. Que vea donde podría lograrse una amalgama perfecta entre creatividad y factibilidad. Que comience a anticipar las palancas y amenazas que potenciarían o limitarían una eventual aplicación de lo aprendido. Ayúdale a crear escenarios. Por ejemplo, “realizar una prospección de clientes utilizando los nuevos recursos que ofrece LinkedIn” podría sonarle muy moderno, pero “difícil de aplicar porque nosotros no necesitamos salir a buscar clientes, a nosotros nos compran”. Mmm.. Desde esta perspectiva no veo espacio para la innovación, por más que aprenda todos los secretos de esa red social de negocios. ¿La ves tú? Sigue mirando, porque ahora tendrás que ver la…
Se trata de asistir en el momento a la persona para que identifique a quienes podrían ser detractores e impulsores de sus ideas, de manera de anticipar obstáculos o aliados de una eventual implementación. Esta información te sirve, y mucho. Pero estos ‘personajes’, – cuyos comportamientos probables alientan o desestiman cualquier intento de cambio – tienen el poder (porque la persona se los da), de interferir en la ejecución de cualquier iniciativa. De ahí que, todo lo que tu hagas (lo máximo que puedas, en función de tu propio poder) para facilitar un contexto propicio, será bien recibido. No hay nada peor que luchar contra las fuerzas invisibles que atentan contra cualquier iniciativa de cambio.
Y posiblemente haya más elementos y factores con los que debería estar el asistente conectando – y tu facilitando esa conexión -. Sin embargo, parto de la premisa que trabajar sobre estas primeras tres te dará la perspectiva que precisas para intervenir inteligentemente, cuando más te necesitan.
¿Qué opinas? Me gustaría escuchar tu voz.
Hasta la próxima,
Alejandro
Lo primero que quiero que pienses es que eso NO fue algo personal. Es (fue) un tema de negocios. Sal de esa interpretación umbilical y levanta la vista. Tu jefe requiere de alguien en tu posición con un pensamiento innovador, proactivo, que provoque a quien lo ocupe a que se arriesgue, a que vaya un poco más allá. Te está pidiendo que actúes como líder. Y deberías agradecérselo. Porque quizás lo que te confunde es que se está desvaneciendo tu idea de que ‘aún no es tiempo para actuar como líder’, porque aún no asumes a tu posición con tanta autoridad.
Olvídate de eso. Es un problema de percepción, no de él, tuyo. Porque el liderazgo es una decisión y un estado mental, no una posición.
¿O no conoces muchas personas en puestos de autoridad y que no consideras ‘líderes’? Y otras a la que todos siguen, aunque no ostenten posiciones de autoridad?
Tienes licencia ahora, te la están pidiendo, de pensar y actuar como tal. Bienvenido al club.
Y si pensaras ‘pero si yo hago cosas, lo que pasa es que ‘él no las ve y ese no es problema mío’ (o algo por el estilo), muévete de allí también: no hay tiempo para victimizarse.
Hagamos algo mejor.
Lo primero es entender el pedido, detrás del pedido.
Con una mirada ‘mundialista’, ya que estamos en plena Copa, podría decirte que, lo que te están pidiendo es que juegues por los laterales, cerca de la línea, no tan en el centro. Que propongas juego, que mires la cancha y que te arriesgues a hacer algo que haga la diferencia. Juega en equipo, pero propone.
Si estás dispuesto/a a hacerlo, vas a necesitar dos valores personales:
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Empecemos por lo fundamental.
Pon en funcionamiento tu inteligencia estratégica. Sal de tu oficina y averigua los objetivos de la organización de hasta dos niveles por encima del tuyo (de tu jefe y del jefe de tu jefe). ¿Adivina para qué?
Tal cual. Para que tu ‘iniciativa’ no salga ‘out of the blue’ (de la nada) sino que lo haga a partir de una necesidad, dolor u oportunidad que haya en tu empresa o mercado. Esto es lo fundamental. No se trata de tener la ‘tremenda iniciativa’ de un wedding planner, sino una habilidad resumida y perfectamente en sintonía con lo que agrega valor e impacta en resultados.
Asumo que ya conseguiste esta información > vamos con ideas concretas
Estas son 8 ideas que suelo recomendar a personas con la misma necesidad de innovar, simplemente porque agregan valor y no son muy complejas de implementar. Y lo que es mejor, te dejarán bien parado:
En resumen, ponte a PENSAR, algo que es imposible a 200km por hora, por lo que tienes que deliberada e intencionalmente parar la pelota, juntarte con tu equipo y divagar, cuantificar, priorizar y ejecutar.
Estaré posteando sobre estos ítems en posts subsiguientes.
Pero, mientras tanto, concéntrate en el punto 8: elige un proceso (que a tu jefe le importe) y anímate a darle una mirada crítica (aunque positiva) al mismo. Toma nota de los desvíos, solapamientos y todo aquello que se te ocurra podría hacerse para reducir tiempos, energía o, generar más recursos (dinero, satisfacción del cliente, etc.)
Sólo un dato más: tendrás que hacerte un tiempo en tu agenda para tener ese momento para pensar (alguna iniciativa). Y quizás tengas que influenciar a otros para que te sigan en esa travesía. Tendrás que decir que NO algunas veces a otras actividades y, seguramente, priorizar lo urgente, lo importante y lo esencial. Y para ello, hasta para ello también, requerirás de iniciativa. Capitaliza, por lo tanto, el gran pedido de tu Jefe. Y respóndele con altura.
Buena suerte y hasta la próxima,
Alejandro
Empezaré diciendo que, para mí, el fin no justifica los medios, que no todo parecido con la realidad es pura coincidencia y que uno no está obligado a hacer ciertas cosas, sino que elige hacerlas.
Dicho esto…qué manera de disfrutar esta serie! Junto con mi esposa, somos de los que prefieren tener todas las temporadas a disposición, para luego ‘consumirlas’ casi una tras otra, lo que nos convertiría en algo así como ‘junkies seriales’, con orgullo.
Para quien no ha visto aún la serie (la puedes ver completa por Netflix), Walter White – personaje principal – es un profesor de Química, de típica escuela secundaria, que requiere de un segundo trabajo para poder hacer frente a sus responsabilidades y gastos (y los de su familia).
Sucede que luego de ser diagnosticado con cáncer de pulmón – y en principio, por no tener los medios para hacer frente a los costos que el tratamiento insumiría – utiliza sus conocimientos para ponerse a fabricar (`cocinar`) meta-anfetaminas de alta pureza, para luego vender al mercado.
A medida que pasaba la serie, no podía sino relacionar lo que estaba viendo con la actividad que realizamos los emprendedores, aquellos que montamos nuestros propios negocios para ofrecer productos, servicios y soluciones al mercado que apuntamos, y de allí salieron estas tres lecciones (que me sirven a mí), pero que quiero compartir con ustedes:
(seguir leyendo > haz click debajo, en ‘continue reading’)
Tres lecciones que podríamos aprender, según mi mirada, de esta serie:
PREGUNTA: ¿qué es aquello que diferencia a tu producto / servicio? Si no lo sabes, pregunta a tus clientes, ellos SÍ lo saben, por eso lo compran. O TE compran. Aunque no lo sepas, ellos compran ‘blue sky’ (en la serie, lo que diferenciaba al producto), pureza, calidad y aquello que los hace sentir más. Y quienes no lo hacen, quienes no están dispuestos a pagar por ‘mercancía de primera’, quizás no sean directamente parte de tu mercado target. Pero esto tienes que tenerlo claro, en tu mente y plan de negocios, de entrada.
PREGUNTA: ¿en quién confías? ¿cómo han resultado tus últimas negociaciones? Toma un minuto para pensar sobre esto y reflexiona sobre tus respuestas. Siempre hay algo que podemos mejorar. Si no confías piensa si es por una cuestión de integridad, intención, conocimiento o resultados. Si no estuvieras negociando bien, piensa si es una cuestión de planificación previa, coraje o sentido. Pero mejora tus resultados en ambas áreas!
PREGUNTA: me imagino que sabes qué es lo que mejor sabes hacer y que posiblemente otros ya lo han validado. Pero, ¿qué es aquello que deberías dejar de hacer y que otros podrían hacer casi igual, igual o mejor que tú? Tienes que seguir haciendo crecer tu negocio, no es hora de ‘administrarlo’ aún, y toda tarea no ‘esencial’ te roba tiempo, de un minuto a la vez. De tu capacidad para separar lo esencial de lo trivial depende el éxito continuo de tu negocio.
Quienes están en Recursos Humanos deberían buscar la mejor calidad de producto, porque eso es lo que consumirán sus clientes internos, llámese gerentes de unidades de negocios o empleados que interactúan con los clientes externos. Sabemos que sus presupuestos son recortados, acotados pero, por esa misma razón, cada decisión vale. De este lado les digo que es nuestra obligación profesional diseñar y ‘cocinar’ los mejores productos, con una calidad mayor al 96%…
Hagámoslo – y ahora les hablo a mis colegas -, y facilitemos a HR su trabajo de transformación interna, dentro de las organizaciones. Pero no esperemos estar ‘en las últimas’ para empezar a hacerlo – y hacerlo así a costas de mucha gente y de la peor manera – . Tomemos la decisión de hacerlo proactivamente, invirtiendo en nosotros mismos y nuestra capacidad creativa. Un mix de calidad de producto, pasión por un objetivo y coraje para tomar decisiones.
Como el protagonista, podemos hacer salir a nuestro ‘líder interno’. Todo en su justa medida.
¿Qué opinas? Me gustaría escuchar tus comentarios (y si no te gustara el post… I better call Saul!)
“El primer gran desafío del Mentoring consiste en aprender a separar lo VITAL de lo TRIVIAL. El segundo, poder explicar la lógica de tu decisión.”
Sea como project leader, como responsable de algún área de HR o cómo Gerente de alguna unidad de negocios, si tu trabajo tiene que ver con alcanzar la máxima performance y liberar el máximo liderazgo de tu equipo – o empresa -, debes saber que hay una competencia que debes cuidar en tí mismo, para que otros sean inspirados por ella y decidan replicarla: la AUTO MOTIVACIÓN.
Pero, aún así, cuidado con la ‘ceguera auto motivacional’.
¿A qué me refiero?
Como digo siempre en los worskhops, “toda fortaleza llevada al extremo se convierte en debilidad”. Y con la automotivación competitiva sucede lo mismo. Está bueno tener automotivación: sí. Pensar que todo debe hacerlo uno mismo? No.
Veamos: estudios realizados a personas con una gran capacidad de logro, dieron cuenta de dos impulsores comunes en todos ellos: la excelencia y la independencia, los cuales ranquearon por encima del bienestar, el status o el reconocimiento.
(más)..
Recuerdo lo que el fundador de la NBC (David Sarnoff) dijo alguna vez: “la alta competitividad genera lo mejor a nivel de producto pero expone, muchas veces, lo peor de la gente”. En mis palabras, un entorno altamente competitivo puede elevar al máximo los niveles de performance individuales pero, al mismo tiempo, podría dejar a las personas sin la energía para disfrutar de aquello que han logrado (lo que en el mediano plazo va consumiendo sus deseos de seguir dando más y más – lo que no es bueno -).
¿Hay algo de cierto en eso, no?
Tan cierto que es la autopista al siguiente paso: el problema que emerge cuando uno, sin darse cuenta de que está expuesto – sistemática y continuamente – a altos niveles de competitividad – repito, muchas veces autoimpuesta -, eleva los niveles personales de presión y desafío, sobre-estimando las propias capacidades y disminuyendo la intención de bajar la velocidad, lo que impide tomar aire, elevar la mirada, ver el equipo, reconocer dónde están los puntos de apoyo y… dejarse ayudar. Al no hacer nada de esto, los propios niveles de efectividad y productividad – dañados en su esencia, comienzan a descender y, adivina tú qué tiene el destino preparado para este escenario…
En este punto, si bien la ceguera es consecuencia de un exceso de autoconfianza y determinación, deja a la vez entrever una ineficiente interpretación de lo que se trata el liderazgo.
Confia en tu equipo. Empieza ahora.
Por esta razón empieza a mirar distinto tu entorno, tus desafíos, tu gente. Considera la delegación y la naturaleza colaborativa de los equipos, como un privilegio que te has ganado. Allí la excelencia no se logra a expensas de ti mismo, sino junto a otros, haciendo un trabajo de calidad, de diseño y nivel superior, donde todos se sienten orgullosos de pertenecer, llevando a cada uno a un nivel más alto de entrega y auto conocimiento.
Anímate a hacerlo, y verás que no sólo no disminuirás tu presencia, sino que la elevarás, ya que te convertirás en esa persona que moviliza, recrea y potencia el liderazgo de los miembros de su equipo. Entrénate en esto, tal como te entrenas en otras competencias. Se competitivo, pero distribuye la carga. Al final del día, estarás comprendiendo el costo oculto del stress, pero también el valor del logro y el sentido fundamental de la aceleración… inteligente.
¿Lo harías?
Pregunta: ¿qué 2 (dos) cosas tu ‘loca pasión’ por tu trabajo no te permitió delegar hasta ahora y sería inteligente que comenzaras a hacerlo…YA?
Estaré trabajando este video esta tarde con un grupo de líderes, GEN Y.
Buen fin de semana para todos!
Alejandro
“To WOW you must diferentiate yourself, and do something above and beyond what’s expected”
(“Para “descollar” tienes que diferenciarte y hacer algo que esté por sobre y más allá de lo que se espera de (tí/tu servicio/tu producto)
Me quedo con ese consejo.
¿Cuál te sirvió más?
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