No podría mirar atrás en mi vida sin reconocer y agradecer el papel que tuvieron las Artes Marciales, y en especial el Taekwondo, en ella. Si pienso en mis mentores y maestros, la mayoría de ellos se circunscriben a ese período, en el que observando y aprendiendo de ellos, comencé a forjar mi temperamento, mi conducta y mis habilidades. Hoy todas ellas me sirven para alimentar mi continua búsqueda de la excelencia en lo que hago. Y en lo que transmito.
Viendo la demostración de capacidades hechas por Sebastián Crismanich en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, no puedo menos que mencionar algunas de las coincidencias entre lo que brinda el Taekwondo y lo que veo continuamente que las organizaciones precisan, desde mi rol de consultor, coach o facilitador de programas ejecutivos. Y si bien el título de este artículo es “5 enseñanzas que le deja el TaeKwondo a las Organizaciones”, lo más importante es lo que te puede dejar a VOS específicamente, que eres quien contribuye a darle forma al rumbo de la misma y a sus resultados.
Las 5 enseñanzas
- Te enseña a PREPARARTE, mental y físicamente para dejar tu huella, lo que te recuerda un propósito elevado, superador de obstáculos mínimos. Prepararse para el éxito se traduce en la práctica a ser testigo continuo de cambios de estado actitudinales, corporales y espirituales, lo que disminuye tus miedos, oxigenando tu voluntad. Domina tu voluntad, escucha más a tu corazón que a tu cabeza, que esta última siempre tratará de ir a lo seguro, segundo a segundo. Para el corazón el tiempo pasa más de prisa y está más dispuesto a arriesgarse. Síguelo, ahí está la pasión, lo que convierte a gente común en personas extraordinarias. Y si alguna vez el corazón calla también, busca un ejemplo, de alguien a quien admires, de ese ‘alguien’ en quien te puedas reflejar. Y sigue. No te detengas. Verás como le vuelve la ‘voz’ a ese corazón, antes de que puedas notarlo.
- Te enseña a TENER VALOR de ir un poco más allá. Porque allá, ahí afuera, en la arena competitiva – no en tu oficina, casa o sector – es donde pasan las cosas, donde te pruebas, donde puedes sacar lo mejor de ti, y creces un centímetro más, profesionalmente. Allí está el Sentido, no en tu zona cómoda. Esto te recuerda que había un lugar donde alguna vez te animaste a sonar que llegarías. Por eso, ten el valor de recrear día a día tu imagen interna, repensando la arquitectura de tus hábitos, creencias y fronteras, de manera de ir zigzagueando, de a una, las barreras que te impiden dar un paso más. Luego míralas a los ojos y toma tú el control. Contagia eso en tu equipo, clientes y colegas. Lo necesitan más de lo que te imaginas.
- Te enseña a LUCHAR POR UN OBJETIVO, por lo que crees, no por una medalla. Posiblemente la medalla es lo que quieren otros de ti. Esto te recuerda que la medalla es la consecuencia de un proceso bien pensado, un esfuerzo diferente y una estrategia inteligente. El efecto de preguntarte cosas que la mayoría no se atreve a preguntarse. Como es común, la gente verá la ‘medalla’, pero el único que en definitiva será capaz de replicar un proceso de excelencia será aquel que lo ha diseñado y transitado. Tu eres esa persona y, por simples matemáticas, cuantos más procesos y rutinas de excelencia diseñes e implementes, más rápido llegará la ‘dorada’ (eso que algunos llaman ‘suerte’).
- Te enseña a CAERTE Y LEVANTARTE, lo que te recuerda que eres humano, pero que no puedes mantenerte en el piso mucho tiempo y que menos puedes dar esa ventaja a tu oponente, faltando poco para el final. Tu dignidad te implora que recuerdes que lo importante será, al culminar cada proyecto, poder sonreír con dignidad, a partir del orgullo personal que te da el saber que diste todo para lograrlo. Cada vez que te levantes, tu autoconfianza se eleva por sobre el promedio y, automáticamente, construye un nuevo blindaje hacia trivialidades emergentes, que ya no podrían impactar en tu tejido más profundo, en tus impulsores más intensos.
- Te enseña a AGRADECER A TU EQUIPO, lo que te recuerda que debes dar las gracias más seguido: haz este ejercicio: mira a tu alrededor y observa (o visualiza) a aquellos que te ayudaron a conseguir tu éxito, grande o pequeño, trascendente para otros o sólo para ti mismo, y agradéceles. Pero un consejo: hazlo frente a un espejo…
Líderes olímpicos, nuevos guerreros de la luz
Así como en un estadio olímpico, en la empresa un ‘guerrero’ debe estar alerta. Pero me refiero a esos ‘guerreros de la luz’, de los que habla Paulo Coelho. Porque la apatía, la resignación, la conformidad y el stress son enemigos virulentos, listos para atacar sutil o deliberadamente a aquellos que se presenten a competir con la guardia baja, sin capacidad para desaprender, para aprender, para transmitir conocimientos, para liderar su presente. En la práctica, ese estado de observación intensa, 360º que mostraba Sebastián Crismanich en cada combate, se traduce en acción, es decir, en la intervención oportuna, en la pausa fundamental para accionar positivamente frente al eco de una decisión tomada, en repensar el sentido de continuar o no con un proyecto. Y esto sucede porque todo guerrero de la luz sabe que cada golpe, cada acción, cada iniciativa lo deja, por definición, vulnerable, expuesto… míralo así: en un segundo determinado no es posible, al mismo tiempo, pegar y defenderse. Quienes han practicado alguna vez artes marciales comprenden bien este principio (el simple hecho de lanzar un puño al frente deja un flanco vulnerable en la zona lateral, por más guardia que se mantenga con el brazo opuesto); es así que si decides hacer las dos cosas al mismo tiempo, no estarás haciendo ninguna de las dos a su máximo nivel de efectividad. Con este principio en mente – y en cuestión de segundos – deciden la proporción de tiempo, oportunidad, prioridad, técnica y voluntad a aplicar. Quiero decirte con esto que si bien es en la ACCIÓN donde se manifiesta el efecto, es en la REFLEXIÓN donde se potencian las posibilidades de lograr un gran impacto. De allí que sea muy importante darse un tiempo para todo. ¿Recuerdas? Era en esos segundos en los que veíamos a Sebastián Crismanich sin patear, segundos en los que, desde afuera parecía que ‘no pasaba nada’ pero, es fácil decirlo ahora- pero lo diré – se estaba gestando su victoria. Un paso atrás? Sólo para tomar impulso…
http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&NR=1&v=PIz9AVYwKpU
Jim Rohn, renombrado autor americano sobre desarrollo personal, solía definir al éxito como “la sumatoria de pequeñas cosas, muy bien hechas, a lo largo de un período, que no generaban por sí mismas ninguna diferencia sustancial en el resultado presente, pero que, en algún momento, sin anunciarlo, te recompensaban con algo que no podías entender a qué atribuirlo, a cuál de esas pequeñas cosas que habías hecho…). Pero tenía razón, es la sumatoria lo que cuenta ( durante el combate puedes ver algunas de ellas [un grito – exhalación de creencia de punto obtenido – una ‘dolio chagui bien puesta, etc.’]), todos ‘pequeños’ que al potenciarse confluyen en el éxito.
Y si digo ‘te recuerda’ es porque estoy seguro de que ya lo sabes, al igual que estoy convencido de que la dinámica actual de los negocios, la búsqueda frenética de resultados a corto plazo y la necesidad de cumplir con múltiples jefes, clientes y obligaciones no te permite – tanto como quisieras – ‘parar la máquina’ para convertir estos conceptos (e integrarlos) a tu filosofía actual de éxito. Por eso te propongo que (re) comiences a moldear una nueva fibra de líder, un ‘líder organizacional olímpico’, que en su momento justo, es capaz de hacer todo lo siguiente, de una cosa a la vez:
- Hace una OBSERVACIÓN consciente de la Zona de Acción (tu mercado, clientes, amenazas y oportunidades);
- Hace una PAUSA antes del siguiente movimiento (consulta, piensa, cruza información, mira a tu equipo, pide una segunda opinión);
- Se DEFIENDE con garra cuando hay que hacerlo (negocia con opciones, alternativas y presenta tus ideas con asertividad);
- Genera CAMBIOS que alientan a la toma de decisiones (con propuestas de valor enfocadas al cliente pero impulsadas por ti mismo);
- ACELERA para crearse oportunidades o las aprovecha cuando surgen (escucha a tus clientes, a tu equipo y jefes, balancea sus necesidades con las tuyas y construye rápidamente puentes entre los cuatro segmentos);
- DEFINE su presente (toma decisiones, decide qué batallas decidirás pelear y luego arriésgate, cierra tus acuerdos y mantiene esas conversaciones difíciles que estás posponiendo) y, finalmente…
- DISFRUTA, con cierta dosis de desenfado, el placer que le provoca tanto lo que hace como lo que logras y lo que no (celebra los logros, grandes y pequeños de tu equipo, no esperes que termine la pelea, reconoce cada ‘punto’ hecho en el objetivo, sorpréndelos como sólo tu podrías hacerlo: recuerda que muchas veces tu éxito será directamente proporcional al brillo en los ojos sostenido que puedas ver en tu equipo. Y si de vez en cuanto no se te dan las cosas como quisieras… vuelve al punto 4!. Pero la próxima vez, anticípate, no cometas dos veces seguidas el mismo error).
Mensaje-fuerza
Recordemos estos principios y trabajemos como ‘black belts’ al momento de la ejecución – buscando el KO – pero como ‘cinturones blancos’, al momento de seguir aprendiendo y tomar lo mejor de nuestros maestros y mentores, mientras nos vamos convirtiendo en la MEJOR VERSION de NOSOTROS MISMOS.
Taekwon.