Vuelvo a imaginar un reporte de 'feedback'...

El equipo de Consorcio Abierto (https://www.consorcioabierto.com/), con quien venimos trabajando a full este año, una vez más me convocó para que brinde una charla a su audiencia. Como pueden ver en su página, han diseñado un potente sistema online, que simplifica y ordena la gestión de las Administraciones de edificios, barrios y torres de jerarquía.

Objetivo de la charla:

No solo trabajar la inteligencia emocional aplicada a las relaciones con los propietarios, sino también conocer el backstage de la venta de soluciones, sus fundamentos, herramientas y técnicas.

¿Por qué te cuento esto?

Porque las cosas salieron bien y en la foto están los resultados…

¿Pero qué si NO hubieran salido como se esperaba?

Alguien me debería sentar y volver a conversar sobre ‘lo que pasó’…

O la otra opción es no decirme nada y no contratarme más.

Son elecciones.

Pero en las organizaciones, esta última opción no tiene espacio.

No puedes hacer que ese empleado, miembro del equipo, ‘no está más’.

Primero porque tu responsabilidad como Líder es multiplicar líderes – y te estarías perdiendo una buena oportunidad para enseñar algo, mostrar algo, generar algo…

Segundo porque tu silencio estaría enmascarando una carencia emocional grande de tu parte, con un mensaje anestesiado que simula el ‘todo está bien’, cuando no todo estuvo bien…

Tercero porque el resto de la gente también fue testigo de lo que sucedió y, el que ‘dé todo lo mismo’ envía un mensaje contradictorio, que comenzará a generar una apatía colectiva…

Cuarto, estás dañando la confianza, ese valor que invita a conversar sobre lo que pasó, chequear lo que iba a ser y no fue, volver a aclarar la intención detrás de la acción, validar conocimientos sobre el tema y ver la consecuencia que tuvo toda la ‘performance’, para pensar nuevos escenarios de acción – si los hubiera.