No es tan malo resistirse al cambio, no? (o sí?)

(Una mirada desde la trinchera)

Suelo hablarle (escribirle más bien) a esa persona que tiene o quiere llevar adelante un cambio, sea porque ‘así se le ha bajado línea’ o por propia convicción.

Resistencia Selectiva

Pero esta vez no.

Voy a hablarle al resto de los colaboradores, los que estarán invitados a implementar el cambio que esa persona va a liderar.

Y si vos estás en esa población, sé que querrás saber algo de la ‘cocina’.

Puedo contarte algo… porque estuve ahí.

Veamos algunas premisas para que sepas y entiendas el backstage:

 

  • Esa persona que introduje arriba tiene una oportunidad entre manos y no querrá fallar, sea a otros o a sí mismo – ergo, lo que está en juego es bien importante para él / ella y no es recomendable que en algún momento lo pongas en tela de juicio (puedes hacerlo, a riesgo de inmolarte…);

 

  • Su nivel de motivación podría fluctuar (dependiendo de si le han ‘sugerido’ el cambio o de si lo quiere implementar por propia iniciativa), por lo tanto, no siempre la alineación de esta persona estará 100% en sintonía con la metodología o propósito del cambio. Aun así, fue elegid@ para liderarlo. Ergo, no sería recomendable para vos que subestimes la usina interior que movilizará sus acciones.

 

  • Su determinación, competencia clave demostrada a lo largo del tiempo fue, seguramente, el motor que sedujo en primera instancia a quien lo nombró. Y como sabrás, a la gente con determinación le gusta rodearse de gente con mismos grados de perseverancia. Ergo, no sería recomendable para vos que demuestres pronta resignación ante situaciones de conflicto.

Sabiendo esto, ¿es conveniente que te RESISTAS?

Algo no te dije arriba: esa persona espera de la organización una cuota de resistencia – y estará, según su preparación, más o menos preparada para utilizarla a favor del proyecto.

Me gustaría decirte que sabrá como inspirarte para que tus dudas se disipen, para que tus prejuicios se desvanezcan y para que tu compromiso alcance su máximo nivel.

Pero podría ser que no sea así.

Si eso sucede, en 2 minutos te darás cuenta de qué tan profunda y amplia es esa oportunidad, de qué tan intensa es su motivación interna y de que tan cierta es su determinación al éxito.

Pero más allá de lo que descubras, NO ES EN ESA TRÍADA en lo que tenés que resistirte. Y ya te dije por qué.

Y hay una razón más: esta persona está, por indicación del proyecto, observando detalladamente a los aliados y los detractores del cambio.

Posiblemente no haga nada… hasta que sea el momento.

Pero no quiero que el miedo limite tu acción ni acalle tu voz.

Quiero que aprendas a algo: lo denomino “RESISTENCIA SELECTIVA”.

Es decir, a menos que lo que trae el nuevo proyecto vaya en contra de tus valores personales, dañe tu propia imagen y atente directa y negativamente contra objetivos ya alcanzados, quiero que intentes convertir ese deseo de resistir en un impulso de generar VALOR, de manera de integrar tu experiencia, más tu conocimiento más tus habilidades aprendidas en un kit que le ayude a esa persona a simplificar la implementación del mismo.

Se trata de ser lo suficientemente inteligente como para moverse de la resistencia a la exploración, luego de haber expresado, con altura, lo que podría fallar, lo que debería tenerse en cuenta y lo que en otros momentos funcionó / o no funcionó.

Desde este lugar, la resistencia inicial que muestres será percibida por esta persona como esa cuota que era esperable, pero el valor que le adjuntaste te ubicará en un lugar positivo, dentro del radar de esta persona.

¿Es tan malo entonces resistirse al cambio? No. Pero si sabés a lo que NO tenés que resistirse y a lo que SÍ te conviene hacerlo.

Ahora depende de vos no confundir ambos vectores.

Buena semana!

Alejandro

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CAMBIO | ¿Vas a iniciar un cambio organizacional?

Prepárate para las TENSIONES que se derivarán de tu acción.

Gestión del cambio / Alejandro Delobelle
¿Qué tan preparado estás para fallar?
¿Y qué tan madura está tu área para soportar el costo en objetivos, para aprender de los modelos fallidos de pensamiento que podrían haber llevado a ese desenlace, para desaprender hábitos ya disfuncionales de comportamiento y para levantarse y volver a intentarlo, si es que realmente valía el esfuerzo?
No estarías en sintonía con el mundo del management si dijeras que la innovación no es parte de tu esfera de acción. Pero recuerda que la innovación acelera y se instala a la velocidad del Sentido que contenga.
Entonces, tu trabajo como líder es asegurarte de que cualquier iniciativa de cambio que tuvieras que implementar tenga su propósito, y cuanto más necesario, deseable, posible mejor.

 

Sí, es así: tienes que vender la idea interna y/o externamente antes de lanzarte a promocionarla.
Por ejemplo, no es lo mismo iniciar un proceso de evaluación de desempeño que modificar uno actual: la pre existencia de lo anterior amenaza o facilita la inclusión de lo nuevo.
Si alrededor del 70% de las iniciativas de cambio no llegan a cumplir los objetivos que persiguen (según distintas fuentes) y si, según Accenture Strategy, los cambios no son lineales ni tienen un principio ni un fin y, las 2 variables principales para el éxito del mismo son ‘comprensión’ y ‘acuerdo’, bien vale contar con una fórmula previa para anticiparse a su potencial adopción.

 

Recuerda: tus cambios no serán la CAUSA de un problema organizacional, solo lo EXPONDRÁN. Prepárate para las tensiones derivadas de tu acción.

Dale una mirada ahora al VIDEO #2 y conoce cuál es esa fórmula. Luego úsala con criterio.
Saludos,
Alejandro

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¿Cuándo deberías cambiar tu manera de liderar?

6 momentos en que creo que SÍ deberías hacerlo...

Gestion del Cambio Alejandro Delobelle

Para mí, solo cuando has dejado de estar abierto a nuevas perspectivas, cuando has dejado de escuchar otras voces, cuando te has desconectado de lo que impacta en tu negocio, cuando has perdido la autocrítica, cuando la humildad deja de estar entre tus competencias o cuando el límite de tu soberbia supera los estándares permitidos.

Por otras razones, no creo que sea necesario.

Es decir, te prefiero predecible, manteniendo tu estilo más allá de los vaivenes del mercado que mutando y cambiando la piel de un día para el otro, frente a estímulos de distinto tipo.

La gente no te necesita infalible, invencible, inmutable, invulnerable.

Tu gente te necesita, fundamentalmente, humano, pero en estado Beta, en términos de evolución.

Por eso, creo que lo que tendríamos que estar aprendiendo ahora como líderes es a fallar más seguido y más rápido – de manera de aprender y adelantarse al que seguía dudando de si habría que haberlo hecho en primera instancia – y a permitir y modelar ese comportamiento en otros – ya que somos muchos más permisivos normalmente con nuestros errores que con los de los demás -.

Es así como vas dándole forma a una nueva Cultura organizacional, que valora tu plasticidad, flexibilidad y resiliencia – así como la de tu gente -, sin necesidad de que tengas que cambiar lo que eres ni la esencia de lo que te hace único, única.

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Como sé que eso de ‘equivocarse rápido para aprovechar las oportunidades’ es más fácil de entenderlo que de influenciar a otros para que expandan su umbral de tolerancia al aprendizaje colectivo, sigo diseñando 10 herramientas, eminentemente prácticas (y en VIDEO), tan simples como poderosas – y de uso habitual – para aquellos que quieran llevar su compromiso de liderazgo, definitivamente, un paso más allá.

Te mantendré al tanto, como hasta ahora.

Mientras, ¿por qué no vas viendo estos 3 videos, que grabé hace pocos meses atrás, que pueden darte algunos conceptos e ideas claves sobre liderazgo, performance y cambios?

Te dejo un vínculo al 3ro de ellos; de allí puedes ir al 2do y al 1ro.

https://liderazgoyventas.leadpages.co/video-3-el-anclaje/

No dejes de descargar las “Guías de Apoyo” en PDF desde allí mismo y de comentar en la página: me gustaría oír tu voz y ejemplos de aplicación.

Muchas gracias!

(y saludos desde Córdoba)

– Alejandro

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Gestión del Cambio Personal

Empezando a pensar desde qué ZONA operamos

Más alllá de la Zona Cómoda

NO estamos seteados por default para permanecer en la ZONA en la que nos encontramos.

Menos aún: no nacimos para vivir y operar en una ‘ZONA’ determinada.

Y entonces… ¿por qué seguimos estando donde estamos y decidimos, una y otra vez – algunas veces consciente y otras inconscientemente -, mantenernos allí?

Me pregunto: ¿qué nos detiene para movernos a otra Zona donde podamos manifestar con mayor pasión nuestros talentos – o encontrarlos – o redefinir con valor hasta dónde quisiéramos llegar?

Contestando la pregunta, lo primero que nos detiene para movernos a otra zona es que podría GUSTARNOS donde estamos. Claro: nos gusta mucho donde estamos. O, si no nos gustara tanto, estamos tan felices allí que no merece la pena el cuestionamiento (felices = tranquilos, en un orden previsible, sin sobresaltos). Si esa es tu situación, deja de leer este post y aprovecha este tiempo con otra lectura; aprende otra cosa, vamos, que lo que viene será algo motivacional, hablaré de transformación y esas cosas y no es del tipo de lecturas que te más te podría servir ahora.

Si no es así – o no es del todo así -, quédate conmigo. A lo mejor sale algo bueno.

¿Qué sería una ZONA?

Definamos ‘zona’ como ese espacio ‘entre corchetes’ donde el perímetro es conocido, las decisiones resuenan al estilo deja vu y lo que ponemos en juego sobre la mesa no será nada completamente nuevo, a lo máximo alguna variación de lo mismo para darle un poco de ‘salsa’ a la cuestión.

Sabiendo eso, cuando uno habla de ‘zona’, lo que se viene a la mente (y ustedes estarán esperando que aparezca en cualquier momento la palabra, es… ‘CONFORT’. Acabo de hacer la prueba en Google y aparecen 15.9 millones de resultados a la búsqueda. Por eso no me sorprende si estabas pensando en ella.

Y ya que te agarré pensando, quiero lo sigas haciendo. Pero te llevaré a otras zonas en las que podrías estar operando, para que veas si puedes identificarte en alguna de ellas. Todas tienen sus pros y sus contras, su lado positivo y el que podría ser una amenaza. Mi intención es, hasta donde pueda, enmarcarlas – con toda la probabilidad de error que esto podría llegar a tener -, pero con el simple objetivo de darte una manera adicional de ver tu escenario, tu campo de acción y que, a partir de allí, decidas si quieres moverte, hacia dónde, cuándo. Empezar un cambio no es fácil, pero luego de saber a dónde quieres ir – o a dónde nunca querrás llegar -, siempre conviene entender desde dónde arrancamos.

Distintas Zonas, ¿distintos resultados?

Puede ser. Veamos primero las distintas zonas.

 

ZONA 1: la llamo “la ZONA FANTASTICAMENTE CÓMODA”.

Gestón del Cambio | Delobelle

Si te sabes en ella, te felicito. Llegaste. Es tiempo de disfrutar (si aún no lo hubieras podido hacer). Escribe un libro o graba un video y cuéntanos cómo lo has hecho, especialmente para balancear polaridades, disfrutar del momento, estar en congruencia cuerpo-mente, sentirte muy bien contigo mismo, estar en línea con tus valores y ayudar a crecer a los demás. Porque de eso se trata esta zona. Cualquiera que hubiera sido tu definición de éxito, la hiciste valer. Cuida y comparte lo que tienes: ese es tu legado. Sólo una cuota de reflexión por las dudas: no bajes la guardia tanto como para no advertir señales de peligro o amenazas provenientes de la realidad o comunidad en la que operas. Más allá de eso, disfrútalo, te lo has ganado. No creo que haya mucha gente en esta zona; un privilegio el poder estar, quien sea que pueda estar, al menos por un tiempo, aquí.

 

ZONA 2: la llamo “la ZONA INTOLERABLEMENTE CÓMODA”.

Gestón del Cambio | Delobelle

Acá hay bastante gente. La llamo así porque es una zona donde continuamente hay una voz interna que incomoda.  Que pide un cambio. Y que se va volviendo, con el tiempo, medio insoportable. Es una VOZ áspera, que no tolera la situación en la que uno está y nos habla al oído, esperando que algún día la miremos a los ojos, juntemos valor y tomemos la decisión, cualquiera que fuera. Pero sabemos cómo funciona y eso nos tranquiliza: como no nos apura nadie, no hay sentido de urgencia – y donde hay complacencia, existe postergación casi infinita -.

Pensándolo así, es un buen lugar para que la comodidad juegue a sus anchas, ya que tampoco estamos tan mal donde estamos ni el dolor es tan agudo como para no soportarlo. Pero estamos hablando de incongruencia interna, en dimensiones como la física, la emocional, la financiera o un mix de ellas. No deberíamos subestimarla.

Porque dolor que no se cura, se hace crónico. Aún así, muchas personas prefieren soportar el dolor antes que remodelar su estado actual. Y te lo digo con otras palabras: con tal de no equivocarse, no dañar tu ego, no salir lastimada, tu mente comienza a crearse historias del tipo “y bueno, será que esto es todo lo que el mundo tenía reservado para mí” o: “no es ni más ni menos que lo que me merezco por las malas decisiones que tomé“, o “si hubiera pensado en cambiar, tendría que haberlo hecho mucho antes, no ahora” y otras excusas – bien disfrazadas de pretextos – para no tener que jugarse.

Pero si llegaste leyendo hasta acá, creo que tienes que hacerlo: porque el costo de permanecer es alto, porque te consume el doble de energía, porque te apaga suavemente tu fuerza vital y porque alguien te dio 100 años para que hagas de tu vida algo maravilloso, en línea con tus talentos. Hazlo por tí o por alguien más. Pero moviliza y acciona, de a un paso a la vez (o con un salto cuántico, si tienes el ímpetu) para comenzar a acallar esas voces de conformidad que le temen a todo lo que eres capaz de hacer. De Ser.

Y hay más zonas, por supuesto. Pero quiero saber más sobre esas anclas que te dejan atado a la zona 2. ¿Tienen forma de ‘miedos’? Sigamos.

Hay una ZONA más.

Recordemos que hasta ahora habíamos visto 2: la primera era ‘fantásticamente cómoda’ y la segunda era ‘intolerablemente cómoda’.

En la primera no habría razón para cambiar, ya que allí alcanzábamos el estado ideal de equilibrio, desarrollo y resultados. Algo difícil, pero no imposible.

En la segunda hablamos de una sensación crónica de insatisfacción, que uno suele silenciarla con analgésicos mentales – tales como distracciones varias o cambio sistemático de prioridades – para evitar tener que enfrentar miedos, los de siempre o los nuevos.

Nos queda una tercera. Es la ZONA 3: la llamo “la ZONA DELIBERADAMENTE INCÓMODA”.

Gestón del Cambio | Delobelle

Esta Zona es como la 2, pero en vez de sentir “insatisfacción”, aquí se siente una aspiración poderosa hacia algo más, un deseo interno de marcar una diferencia. Algo así como una llama que busca abatir cualquier rastro de complacencia con el status quo y modifica, por su propia fuerza, la fisonomía de la propia agenda.

Lo que diferencia a las Zonas 2 y 3 es el MOTIVO que podría impulsarte a salir de allí.

Y la tentación es que me digas: “ok Alejandro, pero cuando uno tiene un ‘motivo’ es fácil; el tema es ‘de dónde sacar ese motivo del que hablas!”

Tienes razón. Por eso te daré un par de ideas.

Piensa. Cierra los ojos (ahora no porque si no no podrás leer.. :).. Hazlo en unos minutos pensando esto: ¿hay algo que no te termina de ‘cerrar’? Que no te gusta? O al menos te disgusta? Algo te dice que tienes que cambiar, no tu Ser, sino algo de tu conducta, de tus comportamientos, de tu disciplina (o de tu falta de). Pero no sabes qué. No sabes por dónde empezar. Ok, hazte un favor: piensa en quién, cerca de tu comunidad más cercana (la gente que te rodea a diario), te está pidiendo algo.

Cuando digo ‘pidiendo’ no es literal (o sí), pero resonarán en tí esas voces, de esas personas que te sugieren, te aconsejan, de lo dejan entrever, te lo propone sutilmente o te lo demandan explícitamente, hace poco o hace tiempo. No es que debas cambiar para satisfacer los deseos de los otros, pero, ya que no se te ocurre QUÉ – o por dónde empezar -¿por qué no pegar doble y hacerle la vida más fácil a alguien que te importe?

Por ejemplo, una persona amada que te pide CONSIDERACIÓN, alguien de tu equipo que te pide RECONOCIMIENTO, un jefe que te pide ATENCIÓN AL DETALLE, un cliente que te pide un LLAMADO a TIEMPO, un hijo que te pide TIEMPO, una mascota que te pide un PASEO, un escritorio que te pide ORDEN, un familiar que necesita un LLAMADO, una pared que precisa PINTURA, una mente que precisa CONOCIMIENTO, un cuerpo que clama por salir a TROTAR y… tu dirás.

Múltiples posibilidades y de lo más variadas.

Todo esto lo harás por tí, pero el eco de cada movimiento se amplificará en tantos otros rostros que te sorprenderás.

Y te darás cuenta de su efecto por sus sonrisas, porque todo te vuelve con creces o, porque solo empiezas a darte cuenta de la importancia del equilibrio, del sentido de tu presencia y de todo el amor que eres capaz de dar.

¿Mejorará esto tu sensación contigo mismo, contigo misma, mientras vas modelando comportamientos que hacen que otros te vean diferente? Eso creo.

Pero lo más importante, habrás empezado a generar un cambio, de un paso a la vez.

No era tan complicado, no?.

Solo estuviste entrando en calor. Lo mejor está por venir…

(continuará)..

Alejandro

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Todos atentamos contra el CAMBIO, de alguna manera, no?

¿Tú cómo?

Post frases Alejandro Delobelle

Algunos más, otros menos. 

 

Pero aún así, hasta los mejores ‘AGENTES DE CAMBIO’ pueden estar tan convencidos de sus ideas, que no escuchan (o peor, escuchan y no consideran) otras ideas, otras perspectivas y sugerencias que podrían acelerar, hacer más económico, más efectivo, más rentable, menos costoso el proceso de cambio.

Es decir, que no nos cuesta tanto CAMBIAR, sino que lo que cuesta y duele es que nos digan OTROS en QUÉ DEBERÍAMOS CAMBIAR. Y menos si no coincide con nuestra manera de ver el problema.

Y menos aún si nunca le pedimos a ese alguien que nos de su opinión.

Dime: ¿Con qué pretexto válido, razón de fondo o justificación profunda le pedirías a alguien que cambie su manera de comportarse, cuando la persona podría estar mirándote y pensando: “y vos que siempre me pides que cambie y no cambias ni siquiera la manera en que me pides que cambie”!

Es decir colega, que si no somos capaces de demostrarle a la gente – influencia positiva mediante – cómo lo nuevo que haga, sus nuevos comportamientos, sus nuevos hábitos, LO BENEFICIARÁN de alguna manera (y cuando digo esto asumo que sabes cuáles son sus impulsores mentales y emocionales – y no los supones -) el cambio, en la dimensión que esperas, no prosperará.

Y algunas veces no es cuestión de capacidad, sino de coraje.

¿Tienes algún ejemplo de intento fallido / exitoso para compartir? 

— Alejandro

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